domingo, 27 de julio de 2014

El clamor social tumba los planes de la empresa responsable del lago de As Pontes para arrasar la Patagonia Chilena

Imagen del paraíso del río Baker (Patagonia Chilena), afectado por el proyecto Hidroaysén de la multinacional eléctrica Endesa




En días de aluvión mediático por parte de Endesa para vender mundialmente el rellenado de su polémico boquete minero en las inmediaciones de una de una de las centrales térmicas más contaminantes de Europa (As Pontes de García Rodríguez, A Coruña) vale la pena recordar que la misma multinacional que a base de billetera y patrocinios intenta enmascarar sus desmanes ambientales acaba de recibir un durísimo correctivo por parte del Gobierno chileno tras la anulación del proyecto Hidroaysén, al acoger los recursos de reclamación presentados por la ciudadanía y dejar sin efecto la Resolución de Calificación Ambiental (RCA) del año 2011.

Este proyecto, que aseguraba la destrucción completa de unas 24.000 hectáreas de uno de los últimos rincones vírgenes del planeta en la Patagonia Chilena, preveía la instalación de cinco centrales hidroeléctricas con un total de 2.750 megawatios en un período de 10 años, lo que también significaría la construcción de más de 2.200 km. de tendido eléctrico.

La administración de Hidroaysén estaba a cargo de una sociedad anónima constituída al 51% y 49% respectivamente por Endesa y Colbún S.A. El proyecto fue aprobado el 9 de mayo de 2011 por el gobierno conservador de Sebastián Piñera, contra la opinión mayoritaria de la sociedad chilena.

Fue así como se iniciaron acciones legales contra el proyecto y las protestas recorrieron todo el país. El 4 de abril de 2012 la Corte Suprema de Chile falló a favor de las multinacionales, desestimando los recursos presentados por los colectivos conservacionistas y elevando aún más la oposición al mismo, lo que derivó en 2014 en un rechazo total del proyecto por parte de las autoridades chilenas, aprovechando que aún estaba pendiente la autorización ambiental para la instalación del tendido eléctrico en la segunda fase del proyecto.

De interés:

ENDESA EN LA PATAGONIA CHILENA

Hay ocasiones singulares y excepcionales, en las que el valor y la sostenibilidad de un lugar pasan por no tocarlo. Porque científica, técnica y simbólicamente modificarlo implicaría la pérdida definitiva e insustituible de un enorme patrimonio de todos.

Es la que tendrá lugar si Endesa y sus filiales siguen adelante con su proyecto hidroeléctrico en la Patagonia chilena. Un proyecto obsoleto, implanteable hoy en Europa, que no se ha molestado en estudiar alternativas, e ineficaz para su propio objetivo de abastecimiento energético a corto plazo. Los ríos Baker y Pascua —a los que afectaría— son dos de los últimos 30 grandes ríos que quedan en el mundo no regulados por infraestructuras humanas. Son, por lo tanto, ejemplos en peligro extremo de extinción. Sus cuencas se extienden por parques y reservas en una región en gran parte virgen e inexplorada, con algunos de los ecosistemas y paisajes mejor conservados del planeta. Cinco mega-centrales que aniquilarán el carácter prístino de los ríos y destruirán el hábitat del huemul (el ciervo más amenazado de América), acompañadas de miles de kilómetros de tendidos de alta tensión que alterarán decenas de espacios naturales protegidos no son dignas de una sociedad avanzada, ni pueden denominarse desarrollo sostenible.

Si Endesa insiste en este camino, dañará para siempre la Patagonia, y será culpable de algo más grave que el delito ecológico. Habrá contribuido a degradar la condición humana.

(Artículo publicado por Eduardo Crespo de Nogueira y Greer en la sección de Cartas al Director del Diario El Pais el 11 de abril de 2012)